jueves, 5 de septiembre de 2013

Historia de un Edificio

Cuando se firmó la defunción y disolución del Ateneo de Estudiantes,  el Cronista Oficial de Pozoblanco, escribió sobre la institución que era, hasta entonces, el buque insignia de la cultura local. Siempre se ha dicho que el contenido es más importante que el continente, era más interesante mostrar lo que se cocía dentro de aquel edificio, que el mismo edificio en sí. No obstante, bueno será que se sepa algo del edificio que albergó la extinta entidad.

Sede Social del Ateneo de Estudiantes.




Emplazamiento
            El edificio que ya no existe, estaba enhiesto en esa esquina que forman la calle Mesón, hoy San Cayetano, con la de Jesús. La explanada que formaba un pequeño triángulo delante de su puerta principal, donde los clientes empotrados en sendos sillones, tomaba la brisa de las tardes de verano, posiblemente perteneció a la misma propiedad en sus orígenes pero en el momento actual es ya vía pública.




Propiedad
            En 1861 poseía media casa D. José Villarreal Caballero y adquirió a su cuñada, Dª Carmen Muñoz Villarreal, la otra mitad pero no formalizaron la transmisión del dominio por lo que carecía de título de propiedad escrito. Le correspondió a su hijo político D. Juan José Dueñas Fernández, licenciado en derecho civil y canónico, casado con Felisa Muñoz Villarreal, solicitar que se le admitiera información testifical para inscribirlo en el Registro de la Propiedad y para ello presentó amillaramientos y testigos que así lo afirmaron y se le concedió el 25 de mayo de 1883 por el juez D Antonio Tirado Herrero y actuario D. Julio Pellitero.


Al fallecimiento de D. José Villarreal Caballero y su señora Dª Felisa Muñoz Villarreal se les adjudicó a sus hijas, Dª Adolfa y Dª Jerónima Villarreal Muñoz por escritura firmada el dos de abril de 1882 ante notario D, Francisco González Barranco.
Más tarde pasó la propiedad a Dª Jerónima Villarreal Muñoz en 22 diciembre de 1903 quien falleció el día 15 de octubre de 1907 y se le adjudicó a su hijo único D. Juan José Dueñas Villarreal.
Éste falleció y según testamento ante D. Juan Ponce Vega, se le adjudicó a su viuda Dª Guadalupe Carrasco García, quien falleció sin testar por lo que la propiedad pasó a sus dos hijos Don. Ángel y Dª Amparo Dueñas Carrasco, según consta ante notario D. Luis Palomero Grand el 19 de mayo de 1958.



Descripción de su interior
            En la sección de urbanismo del Archivo Municipal no aparece dato alguno de su edificación ni licencia de obras. El edificio se construyó sin gran significación artística y estética, con dos plantas. Según información de la propiedad, se construyó con la idea de poner un establecimiento a uno de sus hijos, ya que el otro  poseía una tienda, pero el destinatario no quiso dejar el olivar y los terrenos y rehusó regentar una tienda.
            Desde que existe memoria este edificio ha estado dedicado a Casino. En su distribución del espacio se tuvo en cuenta su función y en la parte baja siempre estuvo el bar con sus respectivos servicios. Para mejor cumplir su misión disponía de un conserje aparte de los camareros.
            En los principios del siglo XX, cada partido político tenía su propia sede social donde se reunían, para dialogar y proyectar sus planes e incluso tenía su propio órgano de prensa. A este casino se le denominó de los Liberales, por ser la sede de dicho partido político, aunque el vulgo siempre lo llamó “Casino de los Ricos”.
            En   la  misma  calle -calle de los comercios- eje de la vida social y económica hasta la mitad del siglo XX, estaba la sede del partido Conservador, en el domicilio de Valerio, que tuvo mucha importancia por aquel tiempo y que a fallecer éste, lo regentaron su viuda e hijas. El  Casino Republicano estaba situado en la calle Real.
            En 1927 se constituyó en Pozoblanco Ateneo de Estudiantes y se alojó en otro casino en plena calle Real, a la altura de donde hoy está  instalada La Caixa  y antes estuvo ubicada la droguería Moreno. Dicho establecimiento era de Manolito Márquez.      Después de la guerra civil se trasladó al casino Liberal, desde donde  ofreció a la localidad un servicio cultural de alto rango..
     


       Especialmente cuidada, mantenía una biblioteca que facilitaba la lectura a los clientes mientras saboreaban una copa de vino o degustaban una taza de café. Nunca tuvo muchos volúmenes disponibles, pero de vez en cuando se adquiría alguna obra literaria  del momento.
            Terminada la guerra civil y siendo Amparo Dueñas Carrasco, Delegada de Servicio Social, en este mismo edificio se instaló durante sólo unos meses este servicio, pues rápidamente se encontró una sede definitiva para esta institución social.
            Suspendida la libertad de reunión en los años inmediatos a la guerra, los estudiantes de la localidad se acogieron a la ley vigente y resucitaron nuevamente el Ateneo, como centro cultural, y allí pervivió hasta que hace pocos años su socios determinaron su disolución.
           


En esta última época regentaron el bar Isidora Márquez y su hija Pilar Rodríguez Márquez y Diego, camarero. Siendo el conserje, Felipe, quien daba clase de francés a los estudiantes de bachiller,