jueves, 28 de septiembre de 2017

PLANTAS, PATIOS Y BALCONES





Recuerdo cuando era un niño que casi todo el mundo vivía en casas,  muchas de ellas con su patio, huerto y  pozo, pues el agua corriente para todos no llegó hasta el año 1974. Profundizando en estos recuerdos, me viene a la memoria con cierta añoranza el patio que poseía la casa de  mi madrina. Este era un patio que tenía un arriate dispuesto a lo largo de una pared o fachada, donde crecían por todo él, y de manera exuberante, unas celestinas cargadas generosamente con sus característicos ramilletes de flores azules. Era una delicia contemplarlas. También recuerdo que tenía algunas macetas, pero sobre todo me acuerdo de  una gran lila plantada en el suelo y situada al lado del brocal del pozo, ésta tenía un porte arbóreo (no recuerdo haber visto otra semejante) la cual, por primavera, se ponía cuajada de flores lilas que exhalaban un agradable aroma, muchas veces les cortábamos algunas flores para hacer ramos y ponerlos en jarrones.


Al igual que en el patio de mi madrina, en cada casa, por regla general,  cada vecino le daba a su patio  ese toque o esa personalidad propia que encierra esa intrínseca relación entre plantas y patios, y lo mejor de todo esto, a mi parecer, y que quiero  subrayar “es que todo se conseguía a base de intercambiar con vecinos, amigos o familiares: esquejes, semillas, bulbos, rizomas…”


 La rápida trasformación arquitectónica que ha sufrido Pozoblanco  en las últimas décadas ha sido la causa de que muchos de estos patios, con sus elementos vegetales, hayan desaparecido o hayan sido remodelados.


 La cosa ha cambiado, y muchas familias vivimos ya en bloques de pisos donde no disponemos ni disfrutamos de esos patios particulares que actuaban como reguladores del clima, o proporcionaban un microclima  que generaban  unas condiciones óptimas para el cultivo de esas plantas.


Hasta no hace muchos años, y ya con la nueva trasformación de “vivir en vertical”,  se podía comprobar cómo en la mayoría de balcones o ventanas de Pozoblanco escaseaba ese material vegetal, viendo incluso calles  donde vislumbrar algún  brote verde resultaba casi imposible. A veces he sentido una envidia sana al ver cómo en otros lugares de nuestra geografía esto no era así.


 Por el contrario, actualmente, voy comprobando con cierta satisfacción cómo cada día que pasa son más los vecinos que gustan de tener una ventana o un balcón bien compuesto y estructurado, con esas plantas que tantos beneficios nos pueden reportar, ya no solo a nivel individual sino también colectivo. Creo que el evidente aumento de esta tendencia  probablemente sea consecuencia de las comodidades y facilidades que nos ofrece el mundo del mercado. Hoy en día disponemos de viveros, floristerías, supermercados, etc., donde podemos conseguir un sinfín de diferentes especies de plantas,  abonos, las
tierras o compost para sembrar, jardineras y macetas con todos los colores y formas habidos y por haber, semillas, etc. Incluso la información que nos proporcionan las redes sociales y en general el mundo de Internet, con páginas especializadas muy interesantes, también juega un importante papel.


 Todas estas facilidades que hoy tenemos a nuestro alcance, nos invitan y animan a poder aficionarnos y practicar esta sana y creativa actividad. Y aunque en muchos casos no se disponga de un patio,  no deja de ser un bonito reto el  conseguir que estos pequeños espacios  parezcan auténticos oasis, dándole un toque más atractivo y saludable a muchos de nuestros hogares y calles.

 

   Francisco López García
  Técnico en Jardinería y Floristería